dissabte, 1 de febrer del 2014

Esa juventud...

Belleza de juventud, obsesión… Dicen que Narciso se enamoró de sí mismo mirándose cada ápice de su cuerpo en el agua. El ex-púber adolescente, adonis, mancebo hermoso, se adoniza, hermosea, embellece, se envanece… No saben qué ponerse ni cómo engalanarse y, en su criterio no siempre cierto, embellecerse. Juegan con el pelo de mil formas delirantes, con la barba de los doctos o… los chivos, las orejas metálicas como árboles frutales, un pantalón estrecho luciendo… figura, una camisa a grito de estampado y un zapato en forma de alpargata y a precio de zapato caro, por supuesto.

Con las muchachas pasa parecido, o con la guarnición más abundante. Pero bueno, yo observo los reclamos de ambos y me parecen parejas, y los entiendo, pero los comparto muy poco. Cuando mi sobrina, un pimpollo de criatura, tenía pocos abriles, solía decirle, cuando la veía engalanada en exceso: "Por qué, mi niña, tanto accesorio cuando lo que tendrías que hacer es ir desnuda para gracia, grito, logro, proclama y éxito pleno de la máxima expresión de la belleza natural?" Juventud con divinos… tesoros.

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