dilluns, 17 de febrer del 2014

Conciencia

La niña es carniseca y ágil, con demasiados huesos, a gusto de mi padre.
La niña es como un desliz de anguila, presta de vaselina, alada de suavidad, penetrante, incipiente, lúdica en su semblante lánguido y feliz.
La niña se presencia coqueta, bajando por escaleras de sonrisa, se muestra, se proclama, se exhibe y, en un todo, se evapora… y es aliento y aroma, y éxtasis de puro oxígeno…
La niña es musa, pensamiento, invento, sueño, magia, idilio, aura, hálito…
La niña aparece como recién nacida en el amanecer del buen propósito, blanca bajo el vestido blanco, inmaculando espacios de buena luz.
La niña aparece cuando el día se entreabre, trae luz de luces, con frescura tierna.
La niña me baila los sentidos y me columpia las paces con su ritmo.
Ella es la diosa de las hojas frescas, con rocío miel de niebla brisa…
La niña me tiene, y me pone, y me capta, me aspira, me inspira, me absorbe…
La niña, muchacha de ojos de luna, de armonías con hueso bordado de acordes…
Niña ángel, niña cielo, niña… conciencia.

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