Pasear por las cumbres donde anidan las tormentas,
patria de las borrascas y los truenos miedo.
Relámpagos que intimidan, vientos atroces,
como defensores de los cielos cercanos de paz.
Espacio cama de las pretensiones y los orgullos,
como vuelo alto, de baja estirpe y peor linaje.
Habitáculos de calles oscuras sin árboles
donde sólo reina la maleza y la malicia.
Arbustos con pincho, sin hojas ni flores,
con grito, sin alma, ni sol.
Pájaros de mal agüero, presagio nefasto
de los malos rumbos y peores pasos.
Tierra sin sueños, ni poetas, ni consuelo,
un mundo de altas torpezas y maldades.
Un lugar sin bosque, ni río, ni mar,
donde duerme el frío de los sentimientos
y sacan la cabeza las almas egoístas.
Todos van, entre cúspides de prepotencia,
hacia la cima de las vanidades
que, en cordilleras de penas y delitos muerte,
anclan sus malignos delirios sin fin
en la podredumbre de los peores lodos altos.
No hay un ápice de nada sin vicio,
no hay nada que no huela a corrupción,
todo maculado, rico en mancha gansa.
Constantes vuelos altos de la depravación
y del frío emanan rocíos de sadismo.
Un día les cuento de quiénes les estoy hablando,
lo que hacen, ustedes, yo, lo saben muy bien…
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