dijous, 2 d’octubre del 2014

El collado hierve

El primer sorbo de un vino reserva,
una caricia espontánea sin control,
una sensibilidad en vuelo ambiental…
Una luna comprensiva y discreta,
una sombra que envuelve precisa…
Unas mieles que emanan tus ojos,
una paz activa y lenta y progresiva…
Otro sorbo, esta vez de beso en boca,
y el tinto cerca y al quite,
y la emoción a punto, oportuna…
Y, entre copa y beso, va ganando el beso,
y sí… no se le ve el fin, o sí…
El amor tiene sus campos de soledad, a dos,
y el collado no es mustio, hierve…

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