Cuando muera, si es que muero,
me colgáis las cuatro barras...
de “senyera” catalana, cuatro dedos…
de sangre ilusionada en mejor vida.
Cuando viva, si es que muero,
me soltáis en el sueño libre
de un país sin corbatas azules,
donde el “no” sólo sea, por siempre,
el recuerdo del malo en miseria…
Cuando pase, en regreso por la vida,
me mostráis la muerte del silencio
cuando ve pasar la coherencia y la vida.
Cuando muera, si es que muero,
recuerden… yo amé a Artur Mas.
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