Coroné el asfalto…
y lo hice con respeto y mimo,
desde la sencillez confortable de mi hogar,
con todo a mano y funcional…
Una ventana súper indiscreta,
para ver los vuelos de las hojas y las faldas…
Unos cines cercanos, un teatro controlado,
el mar cerca, un río pequeño,
un bosque con acueducto romano
que preside todos los paseos con enlaces amorosos…
Muchos de estos lugares suenan a pueblo,
por mucho asfalto y plástico que haya…
Incluso con mi proclama de hoy,
uno no olvida a la gallina clueca…
ahora, un armario eléctrico… incubando.
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