Dicen que es discreta la violeta,
y también el pavo real calmado,
y el cielo encapuchado de oscuros.
Menos los ojos, todo es muy triste
en la pobre muchacha enamorada.
Por no lucir, no lucen ni los tempranos,
aquellos primorosos de los amaneceres,
donde todo eran prisas y acuerdos.
El latido profundo le impulsa el suspiro,
que cual alma en pena, pulula,
surcando tus dudas de protección masiva.
Parece que la niña ha perdido el ángel,
sólo los ojos son accesos de gloria,
sólo los ojos reinan en la tristeza…
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