Siempre les hablo de las rosas blancas,
que se forman en las crestas de las olas…
Incluso de los nidos donde habitan las sirenas
que huelen a jazmín y a laurel seco…
Suelo contarles de las lágrimas felices,
de las ninfas que endulzan las aguas…
Mar amiga, donde los peces no van a la escuela,
y en su inmensidad profunda sin surcos,
y sobretodo sin hombre y con algas,
viven sin industrias ni gobiernos
por entre los vaivenes de las aguas…
Mundo inmenso, sin metro ni humo…
Mar que cautivas a los sueños,
hecho y dejado estar… no del todo, pero…
conozco un rape que no se queja… demasiado.
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