Llueve en Tarragona, chispea en húmedos.
Es un día gris, cargado y espeso,
y las nubes, más que preñadas de aguas,
lo están de mala leche e improperio.
Tampoco lloran sus malicias extremas,
faltaría más… sólo muestran algunas,
no las íntimas, sólo las que controlan.
Pero… nada, es lo que hay, aunque…
yo sólo quería hablarles de la lluvia,
y del barrio visto a través del cristal,
donde la simpatía reside en los paraguas,
los de los niños, claro, que van a la escuela,
cabreados porque hoy no habrá partido.
A lo mejor, más tarde, lluevan soluciones…
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada