Vencedores, que el orgullo os vuela y traiciona,
y lleváis el pecho tan afuera
que os lleva un paso adelantado
mostrando ufanías…
Quizá no os enseñaron a ganar, suele pasar…
así que parecéis marionetas
a merced de las vanidades más deprimentes.
De todas formas, si os costó un esfuerzo honrado,
mi enhorabuena más sincera.
Vencidos, que camináis lentos y en duda,
cabizbajos, agónicos, cejijuntos,
abatidos, vacilantes, andrajosos…
Es posible que tampoco os enseñaran a perder,
y andáis hacia atrás cual cangrejo sin pecho.
Tampoco es eso… sueña y ejerce el sueño,
a través de la constancia en el esfuerzo.
Hay que saber ganar y perder, dicen…
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