Mi mujer, mi hijo, la Lucca…
y todo aquello que me pongo e impongo.
Me respiro entre los aromas propicios
y entre los aprecios amorosos sinceros.
Amo la televisión porque tiene mando
y, con un aligera pulsación sutil,
te regala la ausencia de un corrupto,
o de un sádico comprado
o de algún disminuido
de la mínima luz democrática.
Me respiro en el pueblo llano y bueno,
aquel que ya no calla y vota como puede,
en silencios de grito y verdad…
Hoy es el día después del principio de todo.
Me llenan de vida mi familia y el pueblo… catalán.
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