Veo el cielo triste, sin chispa,
como un revuelo de grises y oscuros,
arremolinándose formando un cono…
pero con la cúspide abierta,
donde asoma tímido un ojo de sol.
Es como una advertencia, un aviso,
atención, vigilancia, acoso, referencia…
Los feos de ladera se adecentan,
el señor de las luces les brilla las sombras,
y las nubes, preñadas de lluvia fina,
le bailan blanqueando sus oscuros…
La luz se impone por el cráter del cono,
ha salido su majestad el Sol…
Nos vemos, ahora sí… por la Tierra
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