Hierve el amor, estalla el cuerpo,
y saltan chispas del volcán en erupción.
Es un poema ensangrentado que renace,
donde acuden los versos, cual dardos,
y en carne viva me retorna a ti y al arte.
Hoy te pienso objetivo y plenitud,
totalidad y explosión, delicia en fuego.
Uno quiere dejar de pensar…
en los incendios de miradas dulces,
en las caricias roce...
que desvanecen los entuertos,
en los suspiros sin misterio de tu alma,
en la paz de un hogar con lluvia y sol,
a través de los cristales y el tiempo.
El cuerpo explota de amor,
y, después, se transforma en pétalos...
que transmiten su aroma.
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