Se hace siempre larga la espera
pero, a pesar de todo, la tarde se acorta
y se acerca la noche y tus ojos.
No hay proyecto, no importa el espacio,
el tiempo es sólo ese tiempo, sin más,
de otros tiempos sin ti, en soledad.
Ya me acerco al destino, un banco,
escondido en los cielos del bosque,
donde el eco es presencia y nido.
Ya suena el reloj de la plaza,
ya oigo tus pasos, ya noto tu roce,
y tu beso se queda seguro conmigo,
y hay momento cumbre y largo.
La vida nos ve pasar…
luego contemplamos nuevos relevos
en los frondosos verdes, con banco,
producto de otras gloriosas esperas…
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