Es el sueño de los vinos,
de los años y las madrugadas,
del trabajo, del cansancio y el esfuerzo.
Con la complicidad del sofá preciado,
te acoge y recoge en abrazo,
te recubre y repara y te devuelve,
como nuevo, al mundo de los ritmos.
Amiga del silencio, amante del sosiego,
arregla el estropicio y te sonríe suave,
en un despertar delicia y renovado.
La siesta, nuestro yoga, como diría Cela,
invento de mis mayores, remanso de paz,
templo del descanso en poco tiempo,
feliz desliz en cualquier propósito activo…
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