Era un domingo de avanzado otoño,
en un baile donde se principiaban
los movimientos exóticos de los cuerpos,
entre las oscuras luces centelleantes…
Cual gitanilla en una era palmeada,
te vi contonear, como ausente,
sin público, contigo, para ti…
Belleza en las arritmias controladas,
ojos cerrados, brazos en alto…
y la desproporción que me encanta
en acción de suavidades ondulantes.
La música se para, tú no,
y en un corto después, despiertas…
Me acerqué para contemplar tu amanecer…
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