Me gusta la lluvia fina y persistente,
la sonrisa suave y templada,
los ojos que acarician temblorosos,
los labios que musitan implorantes,
la ternura pululando en los ambientes…
Pero también me gustan los fuegos de verdad,
el traspaso con furia hacia el alma,
el fulgor del espanto incontrolado,
el arrojo hacia el fin sin mesura,
el coraje venciendo destemplados…
Parece ser, dicen, cuentan algunos,
que hay un tiempo para cada cosa,
y puede que sea cierto, si no se impone,
y da lugar a la tempestad y el trueno,
para un después de lluvia fina y caricia suave…
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