Tarragona, rica en matices y sonidos,
suaves en brisa de mar rizado,
o estridentes en furia de un Eolo frustrado.
Los trenes paran con mimo y salen con rabia,
como con disgusto, no me extraña…
Los aviones del aeropuerto de Reus
nos vuelan y aterrizan
en busca de nuestro mejor sol…
y luego se van con la ilusión cumplida,
esperando... otro verano.
El pueblo despierta con sus mil ruidos de proximidad.
Tarragona capital romana y romántica,
pero también es un amor de pueblo,
donde se cobijan las pluralidades más exquisitas…
Tarragona, rica en matices y sonidos… ¡te amo!
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