dimecres, 1 d’octubre del 2014

Son las doce y media

Suena la música en la Escuela El Serrallo.
Los padres, una buena representación
de todos los benditos lugares del mundo,
esperan expectantes la salida de los niños.
Algunos pequeñajos salen de brazos abiertos
y a la madre joven le lagrimean los impactos.
Otros niños se hacen la última propuesta,
para la tarde, de juego, por supuesto.
Los de sexto se dan la última mirada,
al sexo opuesto, claro, y se llevan
a la mesa de casa un suspiro de ojos,
de aquella mirada envuelta en caricia.
Pronto, la calle se despeja, silencio.
La escuela sólo es feliz con niños.
Tengo una nostalgia… bien llevada, un suponer.

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