dijous, 4 de setembre del 2014

Madrigal, de Gutierre de Cetina (1518-1572)

Ojos claros, serenos,
Si de un dulce mirar sois alabados,
¿Por qué, si me miráis, miráis airados?
Si cuando más piadosos,
Más bellos parecéis a aquel que os mira,
No me miréis con ira,
Porque no parezcáis menos hermosos.
¡Ay tormentos rabiosos!
Ojos claros, serenos,
Ya que así me miráis, miradme al menos.

Dedico el recuerdo a la novia de los delfines, a la madre de las sonrisas y, como no, a la reina de mi casa. Un beso.

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