Cuando te sales de los cerrados elegidos
te pierdes por entre los laberintos desconocidos.
Tu espacio, tu jardín a mano, ella,
una ventana abierta para entrar las musas,
una fuente donde se ofrece la montaña
y un césped natural por donde los deslices
son mansos y de juego...
Al contrario de los utópicos, yo amo lo fácil,
lo cercano, lo propio y nítido y real…
yo veo el flotar de los nenúfares
y el recorrido de la hiedra abrazando
el muro antiguo más versado.
Me quedo, con permiso, por mis aires,
que huelen al destierro elegido…
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