¿Qué tendrás tú que absorbes mis sentidos,
que me desproporcionas y enajenas,
que me tienes en baile al son de tus reflejos?
¿Qué tendrá el mensaje de tu mirada
que, cual taladro, penetra rotundo
en el fondo del alma expectante,
donde duermen los genios perdidos?
¿Qué tendrá el tono de tu voz
que pontifica directos con gancho
que impactan certeros, seguros, diáfanos,
y proclaman crueles los sentires ciertos?
¿Qué tendrás, mujer muchacha,
que me aparcas, me obsesionas
y me tienes en vuelo por tus cercanías…
cual halcón en busca de presa?
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