No me place la contemplación de lo rotundo,
lo contundente, lo innegociable eterno.
No, no me veo en los marcos cerrados,
ni en los absolutismos absolutos de por vida.
Observo con tristeza los paracaídas cerrados…
son como las mentes, no sirven para nada.
No me gustan las leyes a la carta,
las democracias al servicio del poder,
la colmena selectiva, un suponer,
ávida de más miel… del pueblo.
No me veo como voz de un amo,
no me veo perro, evidentemente,
aunque hay perros que mejoran
los voraces amos de los gobiernos…
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