Olía a brote fresco de huerto,
apio, hoja de tomate, tomillo,
aquel del monte cercano y con romero…
Era fresca como una aparición repentina,
como una mañana adelantada, sin sueño,
como un desparpajo despierto de días.
Una cara roja y sana de pueblo,
redonda, con alguna peca indiscreta
que proclamaba el ángel del alma…
Las enaguas de puntas más cortas,
los pies descalzos en el surco,
el riego se bendice con sus pies…
Olía a brote fresco de huerto…
sabía a manzana y a azahar blanco…
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada