no hay película, ni actores, ni actrices.
La vida es otra cosa, debería…
donde los silencios a voces
y las voces del silencio, magnifican.
Ortega hablaba de las circunstancias,
además del yo, claro…
yo hablo de la verdad del yo…
y de las circunstancias.
Al final, lo que cuenta es que, por tu culpa,
no llore ningún ateniense de los mundos,
y que, por tu razón, los haya,
que sean menos infelices, sin lágrima.
Seamos serios, diáfanos, honrados…
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