Siempre fui indulgente con los miedos, aquellos que proclaman los indefensos en la timidez de la insuficiencia… También comprendí lo contrario, cuando la muestra de orgullo era un producto de constancia y esfuerzo. Pecho fuera, cara alta y firme, vale lo que cuesta, aun sin humildad. Un alumno consume horas y trabajo, los profesores y compañeros lo ven crecido, algunos no saben lo que le cuesta mantener su estatus y su tipo. No seré yo quien reniegue de respetos, pero si entendí a estos alumnos y busqué equilibrios y elogié esfuerzos…
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