Recuerdo el pensamiento ocupado,
la ilusión plena, sin espacio para más…
Pienso en cómo me resbalaban
las vivencias más significativas,
aquellas que no tenían relación contigo…
Contigo o sin nada, conclusión en la noche,
y, al abrirse el día, acudía raudo
a buscar las calles, calles con música,
por donde te cantoneabas crujiente,
y la luz de tus ojos iluminaba
en reflejos multicolores estelares…
Y, al encontrarte con casualidad de estudio,
despertaban los albores, empezaba la vida,
se calmaban los latidos, sonreía la paz…
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