Una manguera elevada con surtidor generoso esparcía agua en la montaña de carbón. La llovizna generosa mataba el polvo y, al atravesarla unos rayos de sol suave, se veía el arco iris, bello y gratuito. De todas formas, los prevenidos y formales jubilados que quieren vivir cien años, lucen mascarillas blancas, cual japoneses, en épocas de contaminación. Bien es cierto que, a veces, el viento hace volar los minúsculos carboncillos, y lo que pretendemos una limpieza de pulmones se convierte en un baño de impurezas. Pero… yo sólo quería hablarles del arco iris, aquel casero y con sol amigo y colores húmedos…
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada