¡Qué limpio el primer beso con respuesta…
espontáneo, sin premeditación ni alevosía!
Sólo el vodka con naranja fue testigo,
contemplativo en principio,
aunque mejoró futuros de glorias previstas.
Pero me recreo en el suceso, sin por qué,
en la sinrazón de la razón concreta,
en lo que se emana del alma,
siempre sin orden de nadie, ni prisa,
porque los instantes de éxtasis
y trueno los queremos duraderos,
como las hojas perennes.
¡Qué puro el primer beso de a dos…
con mariposas en vuelo de a dos!
¡Qué bello! el tiempo lo imprime e inmortaliza…
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