Soy como una barca atracada al río,
a merced de suaves balanceos de brisa,
con los remos con tintes ligeramente ágiles
y las miras encontrando infinitos…
Un paseo contigo, entre cañas y lunas,
sin motor ni gondolero veneciano.
La barca a merced de las olas,
un ligero fresco te eriza los poros,
los míos se acompasan al contacto,
la luna vigila las delicias pacíficas,
alumbra lo justo para ver reflejos de cielo…
tu eres uno de ellos, el más preciado.
Unos peces saltan mostrando madrugadas,
y el sol que despunta deslumbra de amores…
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