Y el hombre habla y pontifica,
y expresa su opinión,
y cuenta “la” historia, “su” historia,
más allá de su mesa,
y la gente, que no es monocolor,
aplaude o se escandaliza,
y calla, otorga o protesta,
o ríe en furia disonante.
Y uno, allá del salón en el ángulo oscuro,
como el arpa, piensa en los respetos...
a los que tienen derecho,
incluso los bocazas,
que al abrir su boca...
muestran su etiqueta y descontrol.
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