Uno de mis suspiros soberanos
se regocijó con un pétalo de rosa,
y entonces se erizaron...
todos los rocíos cristalinos del amanecer.
Una de mis ansias, antiguos deseos de siempre,
se posaron en un jardín de dalias generosas,
y el tam tam de las almas en celo,
volaron hasta abrazar la esencia de los aromas,
de unos vergeles por crear.
Mis propósitos congelados
despertaron con el sol de tu sonrisa,
y mi alma, en bullicios primavera,
se unió al baile de las musas...
...y llovieron bellos cielos.
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