Quizá un día la lluvia de tu encanto
fertilice mis inciertos existenciales.
Es muy posible que las flores,
que se anticipan a la primavera,
siembren alientos adorables,
allá por donde los llantos sembraron...
surcos de decoro y sentimiento.
A lo mejor caen sembrados los amaneceres,
lluvias de sonrisas, brisas de sueños de caricias,
sueños que acaparan las delicias,
y los amores enteros con suspiro incorporado.
Quizá se dé el sí definitivo y mi alma...
sucumba al grito cierto de la confirmación.
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