Y, si se tercia, vagaré por las laderas de las montañas lejanas,
y, en su defecto, remontaré hasta las cumbres,
donde los suspiros aún no se han filtrado...
y no caen sin control hacia el precipicio de los despropósitos.
Voy buscando el acierto y la suerte de un alivio,
voy mirando las flores de las alturas...
porque por allí he de encontrar tu aroma,
voy siguiendo tu estela y casi vivo, que no muero, en este camino,
donde acuden las simpáticas rosas blancas para darme pistas…
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