Y de repente se hacía el silencio,
y en la plaza se paraba el bullicio,
y tú, como si nada, aparecías...
como aquella luz que se entreabre entre las nubes,
como aquel sol de amanecer que rompe con todo,
como aquella brisa tibia que suaviza los mayos,
como aquella culminación de los deseos,
que hacían plásticas y palpables,
todas las realidades soñadas…
Y de repente una explosión de boca abierta,
y un paisaje engalanado y un glorioso silencio,
profundo, de sana y bella admiración,
tú y tu aura, mi cielo…
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