Una lluvia con rizos,
a merced de una brisa,
punzante en su suavidad…
Un paraguas fino,
y unas manos libres,
con brazo y abrazo,
por entre el desmayo...
de los árboles del sendero.
Y las cristalinas gotitas
que, cual rocíos,
vuelan alegrando
nuestros pasos…
Que delicia,
requiero una magia
para perpetuar...
el recuerdo tierno del amor,
que hizo su camino
y se complació en nosotros...
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