Buscaremos un viento que vaya hacia el norte,
y nos deje allá por algún país escandinavo,
en una casa con fuego y ventana,
por donde contemplar, cogidos de la mano,
las más esplendorosas auroras boreales,
y veremos las mil formas de la belleza en color,
y en algún momento recordaremos...
la simpática hermosura de un arco iris,
que un sol travieso y trasnochado,
le hizo a un fino chirimiri que se perpetuó...
en el alma de un poeta muy enamorado.
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