En el puerto, en el bar de la esquina, reina el aspecto variopinto, como si las diferentes capas sociales, viniesen a darse un baño de naturalidad, por no decir honestidad, decencia. Los lobos de mar, con todos sus saberes y barbas blancas, con pipas, que han pactado muchas paces, gorras marineras, y olor a sardinas… Y un poco más a la izquierda, el Katara, el Dynasty, y todos... bien, algunos barcos de los ricos, con helicóptero incorporado, y sirvientes con trajes de etiqueta. Siempre un placer contemplar el puerto, sobretodo para un aprendiz de pirata honrado, como yo…
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