Y si un día te sueltas, y después de unos callos o de unas manitas, con vino tinto por supuesto, del Priorat por descontado, te tomas un carajillo, de Magno claro, y un chupito, de hierbas evidentemente, y luego, sin levantarte de la mesa, escribes un poema, a la vida, a la buena vida, que llaman mala vida, y que tu pones al mundo las dudas razonables… El caso es que te levantas como ágil, andas abrazando farolas y, con suerte, acabas abrazando a la realidad... que siempre te pide prudencia.
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