Las moreras aceleran el crecimiento de sus hojas,
sus ramificaciones sabiamente acondicionadas...
para las sombras de los descansos pertinentes,
ya parecen un paraguas amoroso que cobijara paseos,
y algunos muy posibles cogidos de la mano,
en busca del banco escondido que, al son de la fuente constante,
será un remanso de paz para el amor latente con ardores primavera.
Las moreras pasan del cero al infinito, como aquellos niños...
que estás un tiempo sin verlos y de repente te tratan de tú.
Es la vida que nunca se detiene…
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