Me la he mirado... y que Dios me conserve la vista para seguir haciéndolo con decoro y sin malicia. Sus dieciocho años, cola de caballo alta, que no altiva, llenan bien el pantalón, que parece escaso, su cintura de diseño de alta costura, te hace recrear en los extremos, y sus ojos de aguas marinas hacen que te pierdas por la inmensidad de las playas de la imaginación. ¿Viejo? Pues no, otoñal con capacidad de admirar la belleza y en pleno ejercicio de la imaginación ¿Verde? Pues bueno, siempre admiré la primavera, cómo no voy a amar a las flores de dieciocho años…
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