Volví a la estación de los trenes,
y vi llegar a dos, marchar a dos,
con besos y abrazos de llegada y partida,
con mil historias de mil amores... o no,
maletas, maletines, algún libro,
y mucho móvil, demasiado...
Sí, hablan de oreja a oreja,
y los compañeros de viaje, no existen.
Quizá, ya en el vagón, esperen un túnel,
y el móvil se pare, y a lo mejor,
se proclama un beso, y después,
en el trayecto, se hagan planes,
y se cuenten incluso verdades,
historias de móvil, verdades sin móvil…
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