En Catalunya es nuestra fiesta del amor, con leyenda de buenos y malos, dragones y princesas y el patrón matando al mal y rociando de bien a los entornos. Bueno, es nuestra tradición y también, como en otras fiestas, nuestro negocio que se envilece, un poco, en aras del amor. Nunca me gustaron las historias de buenos y malos, y como más mayor me voy haciendo menos. Uno cree que la mayoría de las cosas tiene el color de un café con leche, que no es ni blanco ni negro, sino que tiene el color de la vida... humana. La vida tiene un corazón que lo riega el alma, y según como mana el surtidor, se acerca o menos, a los extremos que algunos creen definitivos. De todas formas, que a nadie le falte una rosa con libro, o un libro con rosa, mejor un rosal con una biblioteca…
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