Allá, en el ángulo oscuro de un sentimiento,
donde vivía el arpa, dormía una inspiración...
Allá, vencida de ignorancias y vacíos,
rociada de principios de desprecio,
la musa se diseca en lo inerte...
Allá, donde el orgullo se comió la esperanza,
y hasta la nada se cubre de lágrimas,
los duendes pierden el sentido común...
Allá, por donde se esconden los vencidos,
tropezando con las ratas de alcantarilla,
el azahar se deshoja lentamente...
Allá, por donde lo humano se cotiza en miserias,
y la ilusión va de funeral constante,
los augurios y los fários... languidecen y expiran.
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