Te vi en un sueño consentido,
debajo de un árbol del amor,
un cobijo de abrazo y protección...
Te llegué a través de las savias,
aquellas de los gozos eternos,
y me fusioné en tu sombra y aroma...
Y en la noche, sin sombra posible,
me perdí en los sueños imposibles...
Pasee en recuerdos de gloria,
entre baños de sonrisa limpia,
y por senderos luminosos,
por donde llegar al alma, a través...
de los sentidos más aguerridos.
Te vi en un sueño consentido,
cercana, dulce, feliz... como una playa,
donde se cuecen los sueños consentidos,
y también los otros sin control...
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