Créeme, te lo digo con voz de alma,
que clama al cielo y pongo por testigo,
a todas las divinidades de referencia eterna,
que te quiero, como el día al sol,
como la luna reina de la noche
ama en secreto cada beso que descubre...
¡Te quiero!, y lo sabes y lo sé, y así vamos...
como agua de un mismo manantial,
donde se miran las auroras boreales,
y los narcisos se enamoran de sí mismos.
¡Créeme, te quiero!, sonríe crédula,
y coge mi mano y déjate ir,
juntos volaremos sin escoba,
y ayudaremos a los príncipes a subirse por las torres,
para rescatar a todas sus princesas enamoradas,
lanzando sus trenzas al sol con ansiedad…
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