Desde los recónditos cuadros
de un Picado en época azul,
regreso a las aguas, menos bravas,
de una costa acogedora y entrañable...
Pueblos de mar y de pesca,
en precalentamiento turístico,
con interminables grupos de colonias,
de todas partes y de todas las edades,
también jubilados todo terreno,
vestidos de sonrisa y encanto...
El mar está tranquilo, meditando,
nada que ver, con lo que se le avecina…
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