Las flores se giraban a su paso
y, a punto de dejar su cáliz libre,
permiten volar sus pétalos en libertad.
Ella paseaba impasible su cadencia,
su ondulada melena, aireaba sutil
los aromas de su frondosidad vital.
Desde un nido curtido y artesano,
una familia de ruiseñores alegres
musiquean los roces de las hojas.
Una luna de ojos sesgados,
atraviesa el ramaje y lo llena...
de arco iris, proclamando belleza...
Sola, cual luciérnaga en la noche,
o el sol del día que nos regala tu paso...
Las flores se giraban a tu vera,
y sus pétalos la bendecían con su aroma.
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