La rosa marchita pierde su aroma,
aquel nítido, punzante, directo,
para... cual jazmín,
proclamar lozana senectud.
Las olas besan la playa, entregadas,
y expiran tras expandir sus brumas.
Los lamentos, las quejas, los rumores,
duermen en la toga del despiste...
de un juez que baila entre justicias.
Los tiempos que fueron llanos,
con vinos y risas... de vinos y rosas,
se pasan una nube cortina,
a modo de tupido velo,
sin mucha vergüenza...
Y la vida, pues eso, una sombra,
y los sueños, sueños son, dijo Calderón.
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