En la cresta de la ola crecida,
en la cumbre borrascosa de un tejado,
allá por donde los humos se deshacen
y las codicias se desvanecen y vacían,
vive el delirio de la lujuria irresponsable...
En los entreactos donde el infierno
disimula soles de sombras amorosas,
aparecen las ansias camufladas
de los corazones en coraza vil...
En la cima de un monte perdido,
donde no anidan ni las águilas,
persiste un suspiro, un alivio, limpio,
en la verdad del tiempo no perdido...
Allá por el éxtasis... te huelo,
y te presencio... y respiro…
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